2012-05-28 08:02:47https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=483

Nazareth, hora: 6:30 de la mañana. Faisal está muy ocupado arreglando en frente de su venta una nueva cantidad de hojas…

Faisal es nuestro khudargi (vendedor de verduras) favorito. Lo conocemos desde hace muchos años y es un gran amigo de la fraternidad de Nazareth. Un verdadero musulmán, nos ha hecho sentir siempre su cercanía, incluso en los momentos más difíciles durante la última intifada (protestas y choques violentos entre palestinos e israelíes) cuando las relaciones entre cristianos y musulmanes llegaron a ser precarias y muchos de ellos se habían alejado mútuamente. Con él la amistad resistió y, en cambio, se volvió aun más fuerte e interesante. Normalmente nos intercambiamos los saludos y felicitaciones para las fiestas de las respectivas religiones y, de vez en cuando, llega un de sus hijos a visitarnos en la fraternidad.


El trabajo de Faisal es muy exigente, pero él lo realiza con pasión y entrega, también porque tiene que mantener a su familia: está casado y tiene siete hijos, todos muy lindos. Varias veces en este periodo viaja de noche hacia Al Khalil (Hebron) para conseguir las mejores hojas de vid (en Tierra Santa las plantaciones de uvas abundan) para su venta en el mercado de Nazareth. Es el principal vendedor de este  producto en toda Nazareth,  por la calidad la competencia no le afecta mucho.

Sí, pues esta es la plena temporada de las hojas de vid. ¿Y qué hacen los árabes con esas hojas? En el mundo occidental podría parecer muy extraño, pero en oriente la hoja de vid (warq dawali) es uno de los platos más tradicionales y típicos, sobre todo durante las fiestas. No pueden faltar en los almuerzos y cenas importantes como las bodas, cumpleaños, fiestas religiosas, etc. Por tal razón todas las mujeres árabes en estos meses compran una buena cantidad de hojas, las congelan para utilizarlas en el momento oportuno.

¿Cómo se cocinan? Las cocen en agua para suavizarlas, las llenan de arroz y carne, luego las envuelven como fuesen “puros para fumar” y listas para ponerlas en la cacerola junto a la carne (cordero o pollo) y otros ingredientes. El resultado es un exquisito plato, muy saludable, servido con el laban (la famosa “cuajada y leche” que Abrahán presentó a los tres misteriosos huéspedes en Mambré: Génesi 18). El contraste entre lo salado y gustoso de las waraq dawali y lo ácido del yogurt natural resulta muy delicioso.

Pero la venta de este tipo de producto no es tan fácil. Exige sacrificio y mucho cuidado porque las hojas, como la uva, se fermentan. Por eso son muy sensibles al calor y así es necesario tratarlas de noche. He podido observar personalmente lo que sucede si las hojas inician el proceso de fermentación: cambian rápidamente de color, pasando del verde al amarillo-café, ¡y hierven!

En estos meses así intensos nuestro amigo Faisal está obligado a dormir muy poco de noche y, solo si puede, recupera un poco de día. Nos sentimos muy apegados a él y a su familia, y ojalá que las warq dawali puedan llegar algún día sobre nuestra mesas para poder inculturarnos un poco más con este mundo encantador representado por los países árabes y, ¿por qué no?, proponiéndoles hacer un intercambio alimenticio para luego poder pasa a compartir cosas más grandes.

Marco Cosini

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