2012-07-15 20:02:55https://www.jesuscaritas.it/wordpress/es/?p=529

En la mayor parte de los países europeos la temporada del verano normalmente es concebido como tiempo de vacaciones (descanso, viajes, distracciones), muchas familias tienen la oportunidad de pasar buena parte del tiempo en algún lugar interesante, sobre todo lejos de las grandes ciudades.

Pero la crisis que actualmente está atraversando este continente (y no solo este) está poco a poco modificando aquello que, no solo era un privilegio, sino incluso un derecho.

En nuestro caso, esta temporada nos permite realizar algunas actividades que consideramos fundamentales, por ejemplo los retiros y tiempos más largos dedicados a la oración personal. Según el estilo de las fraternidades del Padre de Foucauld, a menudo es preferido el retiro personal y silencioso, sin tener un programa fijo o un esquema al cual tener que obedecer. El retiro es en primer lugar un tiempo gratuito y libre para escuchar la voz de Dios en el silencio. Un silencio que es comprendido sí como silencio del lugar (un monasterio, una hermita, una casa aislada), pero principalmente como silencio interior, aquel silencio que se obtiene progresivamente con la paciencia y perseverancia. Es también un don que viene de lo alto.

El retiro es un tiempo de intimidad con el «bienamado hermano y Señor Jesús». El Hermano Carlos de Jesús prvilegiaba la lectura meditada del Evangelio y la adoración Eucarística, hoy diríamos «Palabra y Eucaristía». El Hermano escribía a propósito de la Palabra:

Recibamos el Evangelio. Es por el Evangelio, según el Evangelio como seremos juzgados… No según tal o tal libro de tal o cual maestro espiritual, sino según el Evangelio de Jesús, los ejemplos de Jesús, los consejos de Jesús, las enseñanzas de Jesús.

Pero si el Evangelio es el medio de acceso a Jesús, y a la vez el modo de predicación del mismo Jesús, será en la Eucaristía donde Carlos de Foucauld encontrará «físicamente» a su Señor, y donde podrá permanecer en la amistad de su compañía:

Tú estás ahí, mi Señor Jesús, ¡en la sagrada Eucaristía! ¡Tú estás ahí, a un metro de mí, en el sagrario¡ Tu cuerpo, tu alma, tu humanidad, tu divinidad, Tú todo entero estás ahí en tu doble naturalezza! ¡Qué cerca estás, Dios mío!

Todos los discípulos de Jesús, aun aquellos que no tienen el privilegio de transcurrir momentos de intimidad en la oración silenciosa, anhelan alcanzar una comunión profunda con el Señor y poder así expresarle todo el amor de que uno es capaz. Posiblemente para algunos no será fácil concretizar esa comunión, pero recordemos una frase más del Padre de Foucauld, «Querer amar es ya empezar a amar». Leer y meditar el Evangelio para profundizar el conocimiento de Cristo es algo que actualmente está al alcance de todos.

C. Oswaldo Curuchich

 

 

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